noviembre 14, 2015

Un caso de circulación de imágenes en la musicología histórica




Desde  fines del siglo XVIII, como producto de la Ilustración,  Europa  puso en marcha un vasto proceso de "descubrimiento", descripción y catalogación de los recursos naturales y culturales de los pueblos del hemisferio sur.  Para ello, los gobiernos (de Gran Bretaña, Francia y Alemania, principalmente) recurrieron a los servicios de diferentes agentes: diplomáticos, negociantes, militares, científicos, o simplemente, viajeros particulares que, sobretodo después de las independencias, pudieron circular más libremente entre nosotros.    Esta forma de empresa neo-colonial, que se extendió hasta inicios del siglo XX, produjo y puso en circulación un enorme bagaje de información textual y visual (amén de innumerables piezas que fueron a parar a colecciones museables públicas y privadas), del cual los estudiosos de la historia, el arte y las ciencias sociales, se sirven para interpretar, re-interpretar y debatir  la evolución  de sus respectivas naciones. Sin embargo, como en el caso de las crónicas hispanas del XVI al XVIII, estos relatos ameritan  un cuidadoso análisis heurístico pues son documentos hechos desde una forma de ver, acopiar, describir, valorar  y ordenar el conocimiento: eurocéntrica, exotizante, extractiva.  Más allá de ello y bien aprovechados, estos relatos de viaje constituyen valiosas fuentes de información, y en muchos casos las únicas a la hora de indagar por la historia de la cotidianeidad y de los elementos etnográficos de las culturas orales, tan ausentes de los textos que han hecho nuestra historia.

Un aspecto interesante es el de la circulación de imágenes:  Muchos viajeros si estuvieron ahí, fotografiaron o dibujaron, pero muchos otros se valieron de terceros, de ilustradores contratados (sea en territorios americanos o en París - principalmente-) para proveerles  según necesidad y con frecuencia a partir de fotografías adquiridas, de material visual para sus artículos o libros.  Hubo una "fábrica" y un  mercado de imágenes y también préstamos no siempre reconocidos, lo cual puede explicar en parte, que varias se repitan  o sirvan de base (con retoques y/o  añadidos) en relatos distintos. Los casos son muchos pero sirva sólo un ejemplo:

La siguiente imagen se publicó en 1880 en la primera edición de Perou et Bolivie de Charles Wiener, viajero alemán que trabajó para el gobierno francés.  Por la nitidez de los rasgos faciales de los personajes centrales, parece tratarse de un dibujo o litografía hecho en base a una foto.  La exotización se constata en su definición como indígenas, pues son evidentes sus rasgos mestizos; el yaraví que se atribuye cantaron ese día, lo han cantado históricamente sólo  los mestizos.  A veces los detalles pequeños son reveladores, pues el cantor sostiene lo que parece ser un pequeño poto (mate hecho de calabaza) de chicha, muy característico de la costa y sierra del centro y norte peruano. Capítulo aparte sería el análisis morfológico del arpa por los especialistas.
  • A quelques  pas de moi, deux indiens, au type bien caractérisé, chantaient un yaravi, qui s'adressait à quelque beauté de l'endroit.  L'un des deux accompagnait les paroles sur un espectre de harpe; l'autre bivait à la santé de la belle et vidait a plusieurs reprises le mate, qui'l ne se lassait de remplir incontinent de chicha.
    Cette scene nést pas fréquente dans un milieu indien.  L'Espagnol chante pour sa belle, amoureusement, et à una distance platonique de haute convenance.  L'Indien chante pour son plaisir propre, sur le seuil de sa cabane , amoureusement aussi, mais en embrassant sa bien-aimée.  Le chant de l'Espagnol est l'espoir d'une passion; le chant de l'indien, un triomphe sans glorie.

    A pocos pasos de mí, dos indios, de tipo de bien caracterizado, cantaron un yaraví, dedicado a alguna belleza del lugar. Uno de ellos acompañaba las palabras [los versos] con una especie de arpa; el otro bebía a la salud de la bella y llenaba reiteradas veces el mate, [en el] que no se cansaba de reponer el contenido de chicha.
    Esta escena no es común en un entorno indio. El español canta por su amada amorosamente, y a una distancia platónica de alta conveniencia. El indio canta para su propio placer, sobre el suelo de su cabaña, amorosamente también, pero besando [abrazando] a su bienamada. El canto del español es la esperanza de una pasión; el canto del indio, un triunfo sin gloria.

    [Perou et Bolivie Charles Wiener.  Paris : Libraire Hachette et Cie,  1880, p. 186]

Hay de todos modos, mezcla de realidad y ficción: seguramente Wiener escuchó cantar yaravíes en su largo recorrido peruano [el 85 a 90% de su relato se ubica en el Perú] y quiso narrar el que escuchó en Pomabamba [Ancash], pero, dónde habrá sido tomada realmente la foto y/o dónde se habrá hecho la ilustración final (¿en Paris?), ¿hay una simple adecuación  o directa relación con lo observado? es decir, ¿qué fue antes, el texto o la imagen?, qué parte de su imaginación puso el artista (personajes de fondo, paisaje...), cómo se llamaba.  Wiener no fue muy prolijo en reconocer sus fuentes y a sus  colaboradores [al respecto se puede leer este texto: Charles Wiener o el disfraz de una misión lúcida], lo que justifica muchas preguntas sobre sus fuentes.




Musiciens indiens sur la grande place de Pomabamba [Wiener 1880 : 187]



Tapa de Hacia el Ecuador de J.  Kolberg, ed. en español de 1996 [Quito : Abya-Yala ; PUCE]



La imagen se encuentra también en la primera edición completa en español ( realizada a inicios de los años 70 y re-editada en 1996) de Nach Ecuador de Joseph Kolberg [1832-93], investigador y profesor jesuita de la Escuela Politécnica de Quito entre 1871 y 76.  Esta edición habría servido de fuente para la portada del primer número de la revista musicológica  El Diablo Ocioso, que se puede consultar aquí.    Las ediciones originales alemanas de esta obra  empezaron en el año 1876 y siguieron con otras en 1881, 1882, 1884 y 1897, hasta donde tengo referencia.  En la edición de 1881 la imagen aparece en la pág. 200,  con la leyenda general "indios de la sierra",  sin localización ni anécdota relacionada.  En la  edición  de 1897 (que asumo, corrige ediciones anteriores) la imagen no se encuentra.



[actualización: 26 ene. 2016]
Reconocida la firma de la derecha de la imagen, vemos que corresponde al ilustrador francés  Émile Bayard (1837-91), confirmando  que la versión final se hizo en París.  Una breve reseña sobre su trayectoria artística avala mis apreciaciones iniciales:
  • Emile Bayard was Victor Hugo's favourite illustrator, famous in his own lifetime for his brilliant portraits of Fantine, Éponime, Valjean and Javert, but best known today by people all over the world for "his" Cosette, used originally on the sleeve of the french "Les Mis", record in 1980, and now famous as the "Les Misérables" logo./  Bayard, a prolific lithographer for magazines and books (he illustrated the works of Edmond About - then fashionable novelist, almost as well as konwn as Hugo himself), was one of the leadres  of the nineteenth-century academic painting school, somewhat unjustly known as "le style pompier"./  With infinite attention to detail.  Emile Bayard worked for months on huge paintings, of wich the best known ar "After the Battle of Waterloo" and "Sedan 1870".  His real talent, however, lay in his abilities as a brilliant portraitist.  In the tradition of the time, he also used his drawing skills to rework original sketches by explorers and travellers, sometimes even transforming photographs of exotic places into lithographs.  A close friend of Honoré Daumier and cartoonists such as Paul Gavarni, Henri Monnier, Alfred Grevin, Jean-Louis Forain and Emmanuel Poiré (better known as Caran d'Ache), he wrote about their work spotting fakes and identifying antiques.  / Quintessentially a wealthy parisian "society painter" with pupils and his own "atelier", Emile Bayard showed a remarkable understanding of Victor hugo's work as seen in his illustrations of the cast of characters in "Les Misérables" 
  • Emile Bayard (1837-91) fue ilustrador favorito de Victor Hugo, famoso en vida por sus brillantes retratos de Fantine, Éponime, Valjean y Javert, pero más conocido mundialmente en el presente  por "su" imagen de [el personaje] Cosette, usada originalmente como emblema de la obra musical francesa "Les Mis" (estrenada en 1980), famosa hasta hoy como logo de "Los Miserables"./  Bayard, prolífico litógrafo de revistas y libros (ilustró los trabajos de Edmond About, entonces un novelista de moda, casi tanto como Víctor Hugo), fue uno de los líderes de la escuela académica de pintura del siglo XIX, erróneamente conocida como "estilo pompier"./  Con infinita atención en el detalle, Emile Bayard trabajó durante meses en grandes pinturas, de las que la más conocida es "Después de la batalla de Waterloo" y "Sedan 1870".  Su real talento sin embargo,  reside en sus habilidaes como brillante retratista. En la tradición de la época, usó también sus habilidades como dibujante para re-elaborar bocetos originales hechos por exploradores y viajeros, algunas veces incluso, transformando fotografías de lugares exóticos, en litografías.  Amigo cercano de Honeré Daumier y dibujantes como Paul Gavarni, Henri Monnier, Alfred Grevin, Jean Louis Forain y Emmanuel Poiré (mejor conocido como Caran D'Ache), escribió acerca de su trabajo, de la detección de rostros y la  identificación de antigüedades./  Quintaesencialmente, un próspero pintor parisino de sociedad, con pupilos y atelier propio, Émile Bayard demostró tener una fina comprensión de la obra de Víctor Hugo, como está visto en sus ilustraciones de los caracteres de "Los Miserables".


    [Les Miserables.  Edward Behr.  New York : Arcade Publishing, 1993,  p. 146 - énfasis agregado]




// m. cornejo díaz