mayo 27, 2014

El Lunarejo como músico


Frontis de la Novena Maravilla, obra que Luis Jaime Cisneros analiza  para determinar las cualidades musicales del Lunarejo.  Imagen tomada de ejemplar perteneciente a la biblioteca de José Durand.


La obra de Juan de Espinoza Medrano (a. Lunarejo, n. entre 1619 y 1632 en Calcauso-Antabamba-Apurímac, m. en 1688 en el Cusco),  es de primera importancia para la historia de la  literatura colonial hispanoamericana, pero aún no ha sido objeto (ni en el Perú ni en el extranjero) de una Cátedra que aborde y conmesure de manera  más o menos integral su legado.  El  lugar común es señalarlo como principal exponente del culteranismo americano, pues su Apologético en favor de Don Luis de Góngora y Argote... (1662), por ser el primer gran texto crítico de Indias, es el que más atención y valoración  ha recibido.

Sin embargo, aún cuando el Apologético (con su despliegue de recursos en retórica, latín, teología,  filosofía, poesía  y.... música) se basta solo para situarlo en un lugar preferente del parnaso colonial iberoamericano,  la obra intelectual y artística de este sacerdote jesuita de humilde origen fue mucho más allá que la de apasionado panegirista del Fénix cordobés.  Su afán de erudición, ejercido desde un espacio  de poder  colonial  periférico como era  el Cusco del siglo XVII,  más aún en su condición de indio (o mestizo) ilustrado*, lo muestran como un extraordinario caso de florecimiento del barroco culterano americano.

Ordenando su obra a la fecha  conocida, encontramos lo siguiente:

Como crítico:
Apologético en favor de Don Luis de Góngora y Argote... (1662)

Como retórico predicador:
Panegírica declamación (1664)
La novena maravilla nuevamente hallada en los panegíricos sagrados : 30 sermones(de entre los años 1656-85) publicados póstumamente por su discípulo Agustín Cortés de La Cruz en 1695.

Como dramaturgo:
El hijo pródigo (1644?)  - auto sacramental en quechua
El rapto de Proserpina y el sueño de Endimión (1644?) - drama
El amar su propia muerte -  comedia en tres actos**

Como maestro y pedagogo:
La lógica- Curso de filosofía tomística, tomo I  (1688, en latín)

Como traductor:
Tradujo La Eneida (de Virgilio) al quechua

Otros escritos suyos de que se tiene referencia son: Discurso sobre si, en un concurso de opositores a beneficio curado... (1664), Panegírica declamación por la protección de las ciencias y estudios (1664), Censura para el "Sermón en la solemnidad de la virgen María" (1669), Disputationes de Actibus Humanis (s.f.), amén de poemas líricos y cómicos  (en castellano y quechua), y de parte de los festejos con que la ciudad del Cusco homenajeó al virrey Conde de Lemos durante su visita (1668)

Han sido muchos los autores que han estudiado la obra  este sabio del barroco, tanto en artículos como en estudios más profundos, pero entre quienes lo han abordado de manera más consistente destacan Luis Jaime Cisneros, Eduardo Hopkins, Pedro Gibovich, Redmond O'Toole,Walter Bernard, Charles B. Moore,  José Rodriguez Garrido y Augusto Tamayo Vargas. 

Es precisamente un texto del maestro Luis Jaime Cisneros el que voy a citar para relievar la más que posible faceta de músico del Lunarejo:

  • ..."Músico y compositor famoso" llama a Espinosa Medrano, dentro de una inusitada cadena de elogios, el prologuista del Sermonario [Novena Maravilla] de 1695.  La afirmación se ha venido repitiendo pero no ha convocado a análisis ni investigación que la confirmen.  Hasta ahora se ignora si existen partituras que documenten el genio musical del Lunarejo.  Con el padre Víctor Barriga revisamos hace treinta años valiosas colecciones de manuscritos musicales con esa curiosidad pero sin resultados positivos.En una reciente investigación hemos comprobado que Espinosa Medrano integraba el Cabildo Metropolitano del Cuzco cada vez que había concurso para cubrir la plaza de organista de la catedral.  Por lo pronto es un dato inidiciario aún cuando debemos reconocer que se ignora bastante de los otros canónigos que con Espinosa Medrano integraban el jurado [...] podemos hoy documentar en Espinosa Medrano por lo menos afición y conocimiento musicales a través de algunos pasajes del Sermonario [...] Por lo pronto, cuando en un sermón  califica a la Virgen como "órgano de nuestra alegría", la metáfora es estrictamente discernible.  María es una extraordinaria caja de resonancia musical y lo prueba Espinosa Medrano en el mismo sermón al mencionar con algún detalle las distintas clases de instrumentos conocidos: ahí están los estáticos compuestos por "nervios tirantes" o los hidráulicos "que los hazía sonar golpe de agua regularmente conducida", y los neumáticos animados "por respiración artificiosa", cuando no era que obedecían a "viento en pieles aprisionado"; clasificación objetiva en que Espinosa Medrano se esmera para que pueda luego adquirir especial realce esta intención metafórica:  "y no sabemos qué especie de órgano suene oy María, y al hazer esa música el Espíritu Santo en sus virginales entrañas; qué especie ha de ser, sino Neumático, el órgano de el ayre, o aspiración que llenan, y apoderada de El Espíritu Santo que la sobreviene, ¿qué otro viento puede alentarla?".   
    Está muy claro que el musicólogo ha acudido aquí  en auxilio del predicador, que puede referirse al "
    soplo del Espíritu Santo" mediante tan valiente metáfora.  En el mismo sermón recordará que el "tympano es un instrumento que se forma de una piel muerta, que estentida en una madera en quadro se lava" (loc. cit.); sobre cómo la cuerda se encarga de producir música en la tiorba, había antes ofrecido algún detalle.  Pero ese conocimiento musical no se circunscribe a la enumeración  de instrumentos ni se reduce a meros ejercicios retóricos, pues ha de puntualizar seguidamente algunas otras minucias que sólo pueden provenir de buen conocedor, como cuando le oímos explicar: "En el órgano suelen juntarse dos registros; llámase esto mixtura o medio partido, mezclándose el Nazarte con las Trompetas o el Flautado con los Clarones, en que una respiración anima dos órdenes de vozes y hazen una armonía suavísima".
    Ejemplo donde podemos advertir, no tanto en la enumeración de las distintas voces del órgano, cuanto en la explicación sencilla de "la respiración que anima (da ánimo con el soplido) dos órdenes de voces", la palabra de quien explica con la naturalidad de un conocedor...

    [
    Sobre Espinosa Medrano: predicador, músico y poeta.  Luis Jaime Cisneros.  Cielo Abierto.  Lima, abr-jun 1984, vol. X, N° 28, pp. 3-8]

Fiel al espíritu barroco del XVII, el Lunarejo recurrió a la metáfora y a la teatralización para alimentar y enriquecer sus alegorías retóricas, y en ellas como vemos, tuvieron especial connotación los conceptos musicales, con los cuales estaba bastante  familiarizado.  

//m. cornejo d.


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* Sobre su condición de criollo, mestizo o indio, persiste el debate hasta hoy.  Su origen, su trayectoria, su lugar de enunciación,  y su dominio del quechua  indican con mayor probabilidad una condición de indio ilustrado hispanizado (cuyo verdadero nombre sería Juan Chancahuaña),  lo que valdría a decir mestizo.  En su Apologético escribe: Tarde parece que salgo en esta empresa; pero vivimos muy lejos los criollos […], sin embargo considero que es preciso contextualizar estas expresiones en su búsqueda de reconocimiento y valoración entre quienes lo iban a leer, consciente como era del lugar subordinado (dentro del orden colonial) desde el cual elevaba su voz.
** Transcrita por Rubén Vargas Ugarte  en las primeras décadas del siglo XX, antes que el manuscrito  original se destruyera en el incendio de 1943.







Enlaces

Apuntes para una biografía de Espinosa Medrano - Luis Jaime Cisneros y Pedro Guibovich
Góngora y la música - Lola Josa y Mariano Lambea
Los instrumentos musicales en el Barroco (1600-1750) - Egberto Bermúdez
Autoridades, erudición noticiosa y figuras de pensamiento en los sermones barrocos del Lunarejo - Julia Sabena
Un lugar en el mundo: palabra, saberes musicales e identidad en el Perú del siglo XVII [Felipe Guamán Poma de Ayala, Juan de Espinosa Medrano, Lorenzo de las Llamosas] - Mauricio Véliz
La filosofía en el Perú del periodo virreinal conferencia de Sandro D'Onofrio