febrero 05, 2012

Dos textos de José Durand Flores

Uno sobre la zamacueca-marinera y otro sobre la resbalosa, danzas de la costa central del Perú ("desde Paramonga a Palpa") cuyas raíces ya definidas están rastreadas en los albores del siglo XIX. Ambos textos forman parte del corpus compilado en la publicación: Signo e imagen. La marinera. Danza nacional del Perú (1988). Este capítulo del canto y la danza nacional ha sido objeto de muchas crónicas y muchos ensayos bien intencionados, pero en general difusos, carentes del método riguroso que requiere su complejidad. Durand, más basado en su agudo sentido de observador vivencial, y en su apego espiritual a estas expresiones artísticas de origen popular, acaso sin tiempo suficiente para acometer una investigación más disciplinada -para lo cual estaba dotado, como se muestra en su faceta de filólogo, literato y bibliófilo- logra hacer una acercamiento certero, iniciador, que los interesados agradecemos.
Este autor tiene varios textos sobre música y danza popular de la costa, pero aún bastante dispersos en publicaciones periódicas e inéditos.  
// m. cornejo.


José Durand F.


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Fuente:
Signo e imagen. La marinera. Danza nacional del Perú
Banco de Crédito del Perú - Club Libertad
Lima, 1988, pp. 52-60


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1. 
El desafío de la marinera
José Durand Florez
(7 Días del Perú y del Mundo, supl. dominical de La Prensa. Lima, 24 mar. 1961)


Si a todas las llaman "chinas",
cómo nos entenderemos:
unas son chinas de azúcar
y otras son de caramelo.

Como contrabandista
ando buscando
una china que tenga
buen contrabando…


Cuando se habla de la marinera, de nuestra marinera, las gentes se limitan a preguntar: ¿Es española o africana? ¿Es mulata quizás? Y con ello les basta. Si se insinúa que preferible será saber bien primero qué es hoy esa música y esa danza, la pereza mental actuará en muchos poderosamente como en las películas de vaqueros, [en que] el joven deberá vencer al villano. Como en las policiales, los representantes de la justicia y la ley prevalecerán sobre los malhechores, como en los dibujos animados de Tom y Jerry, el ratón hará pasar al gato las de Caín. Y asunto concluido.

Sin embargo, la actitud que domina en los cantores, en quienes de veras conocen la marinera, resulta plenamente distinta. A ellos no les importa para nada la vieja polémica sobre la hispanidad o africanidad de nuestro baile nacional. En cambio les importa subrayar, cada vez que pueden, que la marinera es dificilísima. El recordado doctor Pancho Graña solía repetir una frase del famoso guitarrista Justo Arredondo, dicha allá a fines del siglo pasado: "La marinera, niño, es muy celosa. No se deja manosear".

Los cantores y bailarines proclaman, hoy como ayer, las dificultades y complicaciones -deliciosas complicaciones- de la jarana o marinera. Ellos, justamente ellos, me pidieron que insistiera en ese punto en las conferencias que ofrecimos todos juntos, en la Universidad de San Marcos, en "Campo abierto" y el 29 de julio, en televisión. Me lo pidió particularmente, Augusto Ascuez y todos se felicitaron de que se hubiera hecho. Aunque, sin duda, con excesiva insistencia. Pero no quedaba otro recurso.

Un famoso compositor de valses, Mañuco Covarrubias, figura desde antiguo como destacado cantor de jarana. Conoce a fondo los secretos de la marinera y la resbalosa, pero no ha compuesto ninguna. "Los antiguos las hicieron muy bien y yo prefiero cantar lo antiguo. Por eso -explica Mañuco- me he limitado a poner letra a algunas fugas viejas que se tararean. Nada más.

En la actualidad, el amor a la marinera, el gusto por el dominio de sus dificultades, han movido a algunos autores a volver a componer jaranas. He oido algunas muy hermosas de Manuel Acbsta Ojeda, Luciano Huambachano, los Santa Cruz, Oscar Aviles y la que Alicia Maguiña dedicó a Bartola Sancho Dávila. Tambien me dicen que Samuel Márquez compuso otra en honor de Alicia Maguiña y entiendo que Porfirio Vásquez es autor de una resbalosa. Hay pues, un resurgimiento y, lo que es más, un resurgimiento dentro de los difíciles cánones, que demandan tanta inspiración como conocimiento e ingenio.

Han vuelto a crearse marineras bien medidas en música y canto. Con sus tres pies o estrofas. La primera estrofa (llamada también primer verso), como un cuarteto de octosílabos, dichos de manera peculiar. La segunda y la tercera, cambiando versos de siete y cinco sílabas. El remate o terminal, de hecho en la realidad "que es” y no en la que "debe ser", es de metro libre.

Han vuelto a escribirse jaranas de término, especies de cantos de contrapunto o desafío, en los cuales la pareja de cantores que pone o saca la jarana, (es decir, la primera estrofa), incluye ciertos estribillos en forma métrica, los cuales deben responderse por la pareja que contesta (o sea, que entona la segunda estrofa). La tercera puede cantarse por otra pareja distinta, o bien por la misma que puso la jarana. Y en el remate, se juntan todas las voces, en alto, bajo y contralto.

Yo recuerdo al gran cajonero Pancho Monserrate, que murió sin saber leer, pero que jamás confundía la medida de los versos de una primera con una segunda ¡Admirable oído!, e inclusive he oído afirmar a personas serias que un célebre jaranista y decimista chinchano, Aurelio Rentero, terror de sus rivales a principio de siglo, sabía versificar, no obstante ser analfabeto. Lo mismo se ha dicho también del decimista "Chinichini".

Mundo aparte el de la jarana. Lleno de reglas, acertijos y normas, propios de un juego muy complejo y elaborado. Un juego lleno de tradiciones y reglas, a semejanza de los toros. La jarana de cinco tres, solía constar de tres marineras, cantadas y bailadas, mas una resbalosa y su fuga. Además, eso se hacía según estricto orden.

Cuando la guitarra llama, iniciándose por punteo o bordones una marinera, dá un tono para que entre cualquiera de los cantores circunstantes. A veces, arranchando, o sea entrando antes de turno. Llama también el cajón a veces, apoyando el ritmo; otros, contragolpeando y hasta amarrando en sorpresivos juegos rítmicos, extrañamente sincopados. Estos amarres sacan a veces a los cantores o a los guitarristas, dejándolos perdidos en el ritmo. Antiguamente, además del cajón se usaba también el tamborete, cajón redoblante construido especialmente.

Por otra parte, el guitarrista puede en ocasiones, cambiar el temple de su guitarra. En los usos de chacra, y también en los limeños, son frecuentes las afinaciones en maulillo; los cuales consisten a veces en cambiar la afinación de las dos primeras cuerdas (tal como lo hizo Oscar Aviles en T.V,); en otras ocasiones, se suben todas las cuerdas, de peculiar manera, en el llamado temple del diablo. Esto tiene por objeto probar los agudos de las voces; por otra parte, el toque maulillo suele tener un sabor típico en el rasgueo rítmico.

Y así, entre palmas, bromas y expectativas, se llega al momento en que se pone la jarana. Cualquiera que sea dentro del tono, pero también dentro de las normas. Si se trasgreden, la marinera se quebraré, interrumpiéndose apenas se ha iniciado en falta, a la voz de ". . . que ll ore, llorando, zamba".

Luego se pedirá orden (siempre con esta palabra) y el que quiebra o estropea la jarana, habrá perdido en la lid.

La competencia es, en parte, por letras; pero sobre todo, por las dificultades en los estribillos, simétricamente colocados, y en los cambios de tono en las jaranas de capricho o con quiebres en el tono.

Nada de esto es nuevo ni inventado, sino por el contrario, antiquísimo. Hace medio siglo, cuando Montes y Manrique grabaron las primeras marineras en "Columbia", incluyeron en su repertorio algunas "jaranas de término".

Por ejemplo:

La flor de la manzanilla
(por la noche)
Se ha comido el gusano
(por la mañana)
Y luego le echan la culpa
(por la noche)
al perro del hortelano.

La segunda contestaba según el mismo término, dentro de las reglas del canto:

La sotana del cura se deshilacha,
(por la noche)
por los ojitos negros de esa muchacha
(por la mañana)

Y así, hasta el fin. Ya con dos parejas, según lo insinué, se grabaron las primeras marineras en discos ortofónicos "Victor", en 1928, por los hermanos Augusto y Elias Ascuez, Saenz y Regalado [sic.; es Almenerio]. Y se grabaron de todo tipo, pues cuando se jaranea (es decir, cuando se cantan marineras), se sigue en orden invariable; primero dos, tres o cuatro marineras mayores (en tono mayor); luego, resbalosa y fuga en mayor. Después, la serie de menores. Podrá empezarse por una serie u otra, pero nunca se mezclan mayores y menores. Luego, cuando sube de punto la competencia, se canta en rigor y vienen los caprichos de jarana y las más difíciles marineras de término".

Todo un mundo la jarana. Y un mundo con su habla propia y extenso vocabulario, del cual solo se ofrece una parte. Léxico que también toca a la parte coreográfica: el paseo, el saludo, el escobillado, el estilo de talón y punta, el modo de pisar la jarana, el saber cambiar o pasar cuando llega el momento de cruzarse, etc.

Todo este mundo supone una elaboracion muy larga. Cuando Abelardo Gamarra "El Tunante" decidió que se llamara "marinera" a la "zamacueca" o "chilena", y cuando Rosa Mercedes Ayarza compuso la primera "marinera" que llevó este nombre, la zamacueca era vieja ya. Data, por lo menos de los días de la independencia.

Cabe pues preguntar: ¿Desde cuando la marinera o zamacueca adquirió toda esa liturgia, toda esa rica, ingeniosa y complicada elaboración? De ello, ciertamente, poco podrán advertir los viajeros y los costumbristas, muchos de los cuales difícilmente conocían los secretos que siempre tuvo la jarana.

Por eso, no convendrá precipitarse al hablar sobre una exacta historia de la marinera y sobre su origen. Las recopilaciones y estudios realizados -algunos realmente notables- distan mucho sin embargo, de llegar a conclusiones definitivas.

Y en cuanto a la hispanidad o africanidad de la marinera, bastará subrayar algunos hechos: El uso de un instrumento español como la guitarra; el empleo de melodías compuestas dentro de sistemas tonales absolutamente europeos; la medida españolísima de los versos (muchos de ellos, españoles ;pero muchísimos, también compuestos en el Perú o América) ; y también, por otra parte, la presencia de un cajón de ritmo y estilo africanos; ciertos juegos ritmicos peculiares de todos los estilos afroamericanos incluyendo los más cercanos al Africa, como el guaguancó y el abakua de Cuba; y cierta provocación sexual en el baile, más africana que hispana a todas luces.

Queda mucho por estudiar y por decir. Sólo es cuestión de abrir los ojos, porque de todos los bailes americanos, ninguno tan rico y elaborado como nuestro baile nacional, la marinera.



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2. 
La resbalosa limeña
José Durand Florez
( Rev. Mensajes.  Lima : Southern Perú Cooper Corporation,  N° 19, 1979, pp. 8-14)

Si la marinera o zamacueca figura justamente como nuestro baile nacional republicano, también lo es la resbalosa, su hermana siamesa. No se concibe marinera, ni serie de marineras, sin ese jubiloso final, rematado en fugas. Fresca, retozona, chispeante, de ritmo vivaz, esa animadísima danza rebosa animación, para gozo de los presentes.

Entre los folkloristas, sin embargo, la atención ha solido centrarse en la hermana mayor, con grave injusticia para la resbalosa, la cual requiere mayor detenimiento, pues por su amplia variedad de divertimento criollo, por las licencias que admite, resulta nada fácil de estudiar. Posee reglas si, complicadas, pero mucho menos rígidas que las de la marinera. Intentemos, pues, aclarar las ideas.


Un rasgo típico peruano

Entre cantores auténticos, el uso quiere que se cante una serie de marineras conversadas entre dos o tres parejas de cantores, siguiendo siempre una misma tonalidad, mayor o menor. Cuando se llama a tumbar viene la resbalosa, complemento obligado. Y he aquí algo peculiar de la marinera genuina, ese final indispensable, el cual no existe en sus hermanas sureñas, las zambas y cuecas de Chile, Bolivia y la Argentina.

No vaya a pensarse que la refalosa de esos paises [Chile, Argentina] es igual que la nuestra; se trata de una coincidencia en el nombre, sino mas. En cambio, resulta curioso advertir la semejanza rítmica entre el malambo argentino y la resbalosa peruana , si bien esa danza pampera no se basa en el canto, sino en el zapateado [ver la notoria similitud en este video]. Su nombre si, permite rastrear orígenes limeños -ya señalados por Carlos Vega, pues como sabemos la calle de Malambo era en la Colonia el mas típico centro del folklore negro. Ciudad principal de la Sudamérica española, Lima irradió durante tres siglos su influjo, no solo en lo hispánico, sino también en lo mestizo y mulato. Así en estas danzas de origen cultural mixto, europeo y africano. Y al igual que la vieja zamacueca, la resbalosa o el tondero se han cultivado en el Perú por el pueblo todo, sin distinción de castas ni división de clases.

Como la marinera, la resbalosa aparece como vinculo de unión racial y social, jamás como causa de separación entre blancos, cholos y negros. Es música peruana y de todos los peruanos, particularmente dentro del área de la antigua intendencia limeña, de Paramonga a Palpa. Recordemos aquí cierto gracioso dicho de nuestros morenos: "Ni blanco, ni negro, ni a cuadritos".


Forma de la resbalosa

Con ritmo vivaz, muy sincopado, la resbalosa lleva los mismos instrumentos que la marinera: guitarra o guitarras, a veces arpa o laúd y, necesariamente, cajón. El canto se distribuye en pies o estrofas de número variable según los casos, aún cuando cada resbalosa, para ceñirse a las normas, requiere cantarse completamente, con todos los pies o coplas de los cuales se compone. Cuando se trata de un contrapunto o desafío, quien saca (a veces arranchando o adelantándose al rival), decide cual resbalosa va interpretarse, y su rival esta obligado a conocerla, y a contestar la segunda correspondiente, y así hasta terminar. Usualmente hay dos o tres estrofas, pero también las hay de cuatro y más, como aquella larguísima que comienza

"Es un puñal de acero
de doble filo".

En cambio, si escuchamos:

Ay caramba, caramba, caramba
no me aprietes la cintura.

Sólo nos contentaremos con un pie, y en pleito de contrapunto, la pareja que contesta se limita a repetir lo que pusieron los rivales. En la marinera, como sabemos, hay solo tres estrofas y un remate.

Tampoco hay medida en el metro, a diferencia de la marinera. Mas aún, en las resbalosas abundan los versos irregulares y las rimas libres.

Semejante flexibilidad se encuentra en la música, pues muy frecuentemente descubrimos pasajes de zarzuela, o cuplés españoles, y hasta no ha faltado quien adaptarse una polka criolla (“¡Qué bonitos ojos. . .!"). Lo cual no sorprenderá si recordamos que en resbalosas y fugas se entonan canciones de iglesia y hasta el mismísimo Himno Nacional.

Los viejos cantores, como Augusto Ascuez o Samuel Márquez, recuerdan que el célebre cojo Soria fue el principal introductor de melodías zarzueleras en ritmos criollos. Las aprendía en los teatros y volaba a Malambo a enseñarlas al gran Mateo Sancho Dávila y otros cantores famosos.

Fresca, retozona, chispeante, de ritmo vivaz, es una danza de gran ligereza y animación


Las letras: temática

De acuerdo con la libertad de esta danza, será natural que hallemos todo tipo de asuntos en las letras. Las habrá de amor: "Cuando duermo yo sueno contigo", "Callo mi voz, y al escuchar el eco", etc. También tendremos juegos infantiles, como el “Pimpin, pimpin, pimpin/ pimpin San Agustín”, contestado con "La gallina pupujada" hasta terminar:

A diez, a diez, a diez,
¿y qué beberemos, pues?
A diez, a diez, a diez,
una copa de jerez.

Otras veces tendremos coplas de desafío, semejantes a ciertas glosas de decimas que también se oyen en el amorfino, o en las cumananas de Piura:

¿Cuál es el ave que pone
doscientos huevos al día
y en el calor de su madre
los sacan al otro día?

Cuya respuesta acabará en una salida por la tangente. Tampoco faltarán canciones hispanoamericanas ("Cuando salí de la Habana"), aunque mucho menos frecuentes que los cuplés zarzueleros ("El cigarrito", etc.), y hasta hallaremos, por mucho que sorprenda, marineras adaptadas a resbalosas. Vaya un ejemplo, entre otros:

Palmero, sube a la palma,
(óido, que le da)
o dile a la palmerita
(arriba, zamba)
que se asome a la ventana,
(óido, que le da)
que mi amor la solicita
(arriba, zamba).

A lo cual se responde:

Vea, pues, señora,
mi dolor es pena,
chiribi, morena,
si te acordaras de mi.


Coplas de la Lima antigua

Mas aún que en letras de marinera, abundan aquí los temas limeños y peruanos, anecdóticos, políticos y de costumbres. Todo un mundo nostálgico de evocaciones, llenas de color local, surge apenas se inicia el recuento. Una muy característica la recogimos de labios de Porfi-rio Vasquez:

Lima antes se dividía
en cincuentidós jirones,
aparte de los solares,
pasajes y callejones.
¡Qué bonita es la calle de Boza
y el Jirón de la Unión,
me voy por la Plaza de Armas
en busca'e la Inquisición.
Y después hago estación
en la misma Plaza Zela
y doblo por la Colmena
y sigo para el Montón.

Ya hace muchos años que la Plaza San Martin absorbió la Plaza Zela, por lo cual, y por la mención de La Colmena, podría fecharse esa graciosa canción a fines de siglo, o principios de este. Otra resbalosa, muy popular entre nuestros abuelos, recuerda el infamante carruaje que recogía a las damas de la vida airada:

El cochecito, mamá,
de la Intendencia,
tiene el inconveniente,
mamá, de la vergüenza.

Ese cochecito
tan particular
tiene dos caballos
y no puede andar.

Y luego, con el mismo estribillo:

La bicicleta, mamá,
es una cosa
que le gusta a los hombres, mamá,
por caprichosa.

Con melodía muy semejante solía cantarse otra, de risueña protesta contra las autoridades:

El señor intendente quiere una cosa
que parece mentira por caprichosa:
quiere que los cocheros en sus trabajos
unos vayan p'arriba y otros p'abajo.

Aún cantan Augusto Ascuez y Luciano Huambachano la resbalosa de Ángel Valdés, el bravo torero negro que mató al enorme y resabido Arabi Pachá, cuya estampa recogen los anales taurinos de la Tia Grigoria:

¡Qué bonita Plaza de Acho
donde torea Ángel Valdés!
Donde mata su torito
a la media vuelta o al volapié.

Píonono, Píonono,
arrímalo para acá,
a ver si mato este toro
como maté al Arabi Pachá.

(Aún cuando una variante reza: "A ver si pongo este toro / a orden de la autoridad").

También encontraremos el recuerdo de la implantación del alumbrado eléctrico, entre desconfianza y protestas. Optamos por la versión que nos dió Uldarico Espinel, hermano del gran cantor Jesús Pacheco:

No sé que han venido a hacer
los extranjeros en Lima,
nos han venido a poner
unas luces muy dañinas.

Se llama la luz eléctrica,
competidora del gas,
y por más bella que sea
siempre causa enfermedad.

Pobrecito gasfitero,
a que oficio aprenderá:
a sastre, o a zapatero,
o lo ajeno robará.

Muy popular, continúa siendo la resbalosa que narra los hurtos de los cargadores del ferrocarril, hasta que el amoscado jefe ordena verificar el peso de la mercancía. Damos la versión que prefería Manuel Quintana, el Canario Negro:

Señores, qué pulso tienen
los carreteros del Inglés,
que se echan un saco al hombro
de tres por cuatro en un dos por tres.

Cuando hacen esta maniobra
toditos se dan la voz,
buscando los sacos que tienen
pallares, alverjas, frejoles y arroz.

Si su jefe les pregunta
responden con gran confianza:
-Es un poquito de trigo
para mi gallo… ¡Balanza!

Basten estos ejemplos, aunque los haya infinitos, como aquella vieja resbalosa de la Huacachina, que figuraba hace un siglo en nuestro teatro costumbrista.


Temas históricos

Los temas pierolistas menudean, como que Don Nicolás tuvo enorme popularidad entre los morenos. Ya alguna vez recordamos aquella que canta aun Hernán la Rosa, el Carnero: "Cuando la Coalición entró por Cocharcas". Tambien atacan a don Augusto B. Leguía, quien "ha subido los impuestos / de la sal hasta el azúcar"; lo cual concluye con abiertas injurias ("Nos ha venido a fundir el muy...").

La Guerra con Chile aparece en menciones del Alto del Alianza, y sobre todo en la resbalosa que comienza:

Son los hijos de mi tribunal,
al campo de la victoria,
los hijos de la memoria
que pelearon en San Juan.

Y en fin, no olvidemos aquí aquella marinera arequipeña según Mañuco Covarrubias, dedicada al almirante Grau: "Por las alturas de Arica / vide al Huascar navegar…"


La muerte del inca

El suplicio de Cajamarca, y asimismo la muerte del primer Túpac Amaru, han dejado hondísima huella en la conciencia indígena, como se ve en leyendas, danzas y poemas: valga aquel hermosísimo Taita Atawallpaman, que magistralmente tradujo José María Arguedas. Ya a fines del XVIII, el obispo trujillano Martínez Compañón recogía una "Danza del Túpac Amaru" [sic., es Tupamaro], y hasta hoy puede verse en algunos pueblos serranos la danza de la degollación o muerte del Inca Atahuallpa. Curiosamente, el tema pasa a una popular resbalosa, cuya versión más pintoresca reza:

Murió mi rey, y muera
y muera quien lo mató
(brujajajay)
Y muera, y muera quien lo mató.

¡Ese cobarde Pizarro
que fue quien lo afusiló!
Ahora qué dirán los indios?
(Ayayay)

Ahora los indios dirán:

Murió mi rey, mi Señor,
y muera quien lo mató
(jajay)

Según otra variante, sin duda mas antigua y correcta, el texto dice: "quién fue quien lo asesinó", y así la cantaba Manuel Quintana. Por lo demás, puede repararse aquí en la completa libertad del metro y la rima.


Más color local

Imposible apuntar todas las coplas referentes a Lima ("Yo no voy al Prado", “El Reloj de Desamparados”, etc.), a la vida cotidiana ("María Manuela la Caporana") y a todo cuanto toque a nuestra costa central. Siquiera de paso, conviene recordar algunas, llenas de color pintoresco:

No me rasque usted la olla
que no tiene concolón,
no me saque usted la muela
que ya se acabo el dolor (etc.).

O bien aquella cuyo texto parece habernos llegado bastardeado:

Cuando Rosario mi hermana
vivía en un callejón,
arroz con pato en latón
y la chicha chiclayana.

Siempre dentro de temas de la cocina criolla, la resbalosa concluye.

Cebiche, cebiche,
¡ay qué buena sazón!, cebiche.
¡Ay qué bueno que esta mi ceviche.
¡malhaya quien lo probó!

También es muy conocida la que emplaza: .

Pregúntale al chinito
qué hay de comer,
qué hay de almorzar.

Claro que no faltará en la pulpería "arroz sin sal".

En líneas generales se advierte que en resbalosas y fugas las letras populares de origen peruano aparecen en porcentaje más alto que en las marineras, donde subsisten muchas coplas de origen español, llegadas durante la Colonia. Pero no exageremos: también hay buen número de letras de zamacueca en donde aparecen las calles limeñas, los platos criollos y las costumbres nacionales.


El Aviso o Llamada de fuga

Terminada la resbalosa, se inicia una nueva y más complicada competencia, la fuga, para la cual rigen diversas normas. Antes de cada fuga se oyen dos versos, a veces de una segunda de marinera (completada por caramba o morena), pero casi siempre dos octosílabos procedentes de una primera de jarana. Por ejemplo:

Ahora sí que va de veras,
como dijo la señora.

Lo cual en marinera concluye:

En casa'e Caraveli
bebe la gente de gorra.

Y asimismo:

Para qué con tanto brinco
cuando el suelo esta parejo

Cortándose el final de la copla:

Yo soy el mozo a la moda,
que antes que me besen, beso.

A este obligado par de versos se le conoce como Llamada o Aviso de fuga. Según tradición familiar, que no he comprobado, parece que antiguamente recibieron el nombre de revuelta, quizás por la evolución de las parejas. En todo caso, hoy ya no se le conoce de este modo.


Fugas de contrapunto

La elección de las fugas (en las cuales, como en la resbalosa, a cada melodía corresponde generalmente una misma letra) queda a la discreción de los cantores, según sea la competencia. El número es también a piacere, la extensión y el metro, en cuanto a la letra, son absolutamente libres. Y como en la resbalosa, también suelen adaptarse aquí otros ritmos, españoles e hispanoamericanos.

Existe un tipo especial de fugas, hoy no muy conocido, llamado "de contrapunto". Augusto Ascuez, Luciano Huambachano y muy pocos más suelen cantarlas. Que sepamos, hay dos por mayor y dos por menor. Cada una tiene una melodía fija, y un tipo de estrofa fijo también, de manera que, durante el desafio, se usa la misma música y se van variando los versos. Una de esas fugas, en menor, es en hexasílabos:

Chancaquita'e cancha,
miel con requesón
venden en la Plaza
¡que ricas que son!

Tras el aviso se responde otra copla de igual medida:

¿Quien toca la puerta?
Señora, yo soy.
Vengo por las cartas,
mañana me voy, (etc.).

Y así hasta que el cantor de mayor repertorio venza. Las otras fugas de contrapunto que comentamos son en cuartetos octosilábicos. Una de ellas tiene la peculiaridad de llevar un estribillo, por lo cual se responde sin llamada:

Anoche estuve en París,
en Londres y en Portugal.
Hoy me encuentro en el Perú
con mando de general.
Ayayay, ayayay…
Cierto será.

Como se ve, pueden emplearse aquí glosas de décimas o primeras de marinera.


Recuerdos limeños

Jesús Pacheco cantaba una pintoresca fuga de principios de siglo, hoy ya olvidada por todos:

Va a cerrar el Estrasburgo,
van a cerrar Broggi y Klein.
No cerrando don Andrade
¿a mí qué me cuenta usted?

Junto a las más encopetadas confiterías limeñas aparece, así la taberna bajopontina de Andrade, hermano del moreno don Pancho, famoso capataz de la cuadrilla del Son de los Diablos. Muy conocida es aún, en cambio, la fuga en menor:

Se sale el león, se sale el león,
se sale el león de La Exposición.

Es decir, del antiguo parque zoológico. Y hay otra fuga que recuerda los antiguos tramways, precursores del servicio público de transportes en común:

Déjela usté en el tranguai:
arriba es medio, abajo un real.

Y si existe una resbalosa de La perrera, también hay otra de la matanza de perros por orden municipal, tan infructuosa como la actual persecución de vendedores ambulantes:

En Lima matan los perros
pa’ que no muerdan a los demás,
y al otro día, temprano,
por la mañana amanecen más.

Vieja escena que retuvo Pancho Fierro en una acuarela anterior a 1850.

Los triunfos del torero Bonarillo, el regalo del reloj norteamericano, la aparición de las bicicletas ("pa’ lucir la pierna prieta"), pregones, recuerdos de la política nacional: Todo ello y mucho más, se guarda en letras de fuga. También las habrá en lengua azabalada, que imita caricaturescamente el habla de los negros ("Cuchucho, cara de um pero", "¿Como ñame, neguito?", "Estando junto al vitute, ollita no ma", etc.). Pero, claro está que no todas serán de color local; también las hay de amor y de los más diversos asuntos.


Reglas del desafío

Son varias las maneras de cantar fugas en "desafío", aparte la ya reseñada, sobre la base de una melodía fija. Otras veces las parejas de cantores cantan distintas fugas, hasta que venza el mas conocedor o largo. Es usual que al menos la primera fuga se conteste repitiéndose, para que el adversario demuestre conocerla.

En ocasiones ocurre que un cantor va cambiando fugas, mientras su rival insiste en la misma, lo cual puede llevar a diversas soluciones: A acordarse un empate, encasillándose ambos en la misma copla; o bien, el que se limitaba a una misma fuga "se sale" de ella, o bien el contrincante renuncia, porque se le agota el repertorio. Salvo caso de común acuerdo o de empate, el que remata pierde.

Existen dos coplas, ambas españolas, que se usan para terminar en paz, o a veces para rendirse decorosamente. Suelen seguir el aviso "Por fin que se acabe todo,/ vuelva el amor a triunfar”. Una de estas fugas "para cerrar" es el picaresco Cuplé del Morrongo. La otra, más usual, dice:

Y al pasar por el puente
le dijo el barquero,
las niñas bonitas
no pagan dinero.

Dos apuntes respecto a la danza; Como en la marinera, es de rigor que los buenos bailarines cambien, trocando terrenos, en cada fuga. Y durante el aviso era famosa la pasada "de la gallina clueca" que hacía Bartola Sancho Dávila, un tanto en cuclillas y a pasitos cortos. Cuando la fuga es larga y los versos muchos, los bailarines deben mostrar sus conocimientos en variados pasos y en ello esta, para los conocedores, la prueba de fuego.

Hasta que al fin, para delicia de los espectadores y rabia de los perdedores, concluye este exultante final de nuestra marinera limeña. Quienes vieron bailar a Bartola y a su hermana Isabel, a Melchora Villanueva, a Julio y Abelardo Peña, o entre los blancos a Pepe Ezeta, saben lo que eso fue. Ojalá que los viejos maestros encuentren sucesores.





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Audio



Marinera limeña y Resbalosa (compilación)



Marinera de 5-3 en menor
Conjunto Tradición Limeña



[transcripción aproximada, no se ha cuidado la métrica convencional]

Cantos de jarana


(1)
Celoso, buscando casa
con un sol que reverbera
con los zapatitos rotos
y los deditos afuera.
¡Celoso, buscando casa!
Amarillo me dicen,

yo soy de seda,
Tus amores me han puesto
de tal manera
Amarillo me dicen,
yo soy de seda.
Yo soy de seda madre,

cosita rica
mientras vamos viviendo
más rico sabe
rico, rico, riquito,
¡dame tu pico!


(2)
Palmero sube a la palma, que le daba
¡que le daba, zamba que le daba!
o dile a la palmerita
Que se asome a la ventana, que le daba
¡Que le daba, zamba que le daba!
que mi amor la solicita
¡que le daba, zamba que le daba!
palmero sube a la palma
Como cigarro largo

con palo al mundo, que le daba
¡que le daba zamba que le daba!
ceniza y humo se vuelve,
¡que le daba zamba que le daba!
caramba, con palo al mundo.
Con palo al mundo madre

ya lo voy viendo, que le daba
¡Que le daba zamba que le daba!
caramba me va queriendo
¡Que le daba zamba que le daba!
llorando te diera el alma.


(3)
Caramba palmero, sube a la palma
ayayay o dile, o di, o dile a la palmerita
Preciosa que se asome a la ventana

ayayay, que mi amor, que mi a,
que mi amor la solicita
ayayay palmero, palme,
palmero sube a la palma
Arrocito graneado con camarones

invítale zapa, zapa,
zapallo con su frejoles
arrocito granea, granea,
graneado con camarones
Con camarones madre, ¡fuego violento!

dame una taza'e cal, de cal,
de caldo con huevo adentro
apuesto que si me mue, me mue,
me muero me voy al cielo

Resbalosa

Abandono a mi padre y a mi madre

y mis amigos jamas me verán
y cuando yo me encuentre perdido
¡ay! prisionero en Chile yo estaré
Pobre negrito, que triste está

trabaja mucho, zamba, y no gana na'
[...]




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Video



[transcripción aproximada, no se ha cuidado la métrica convencional]


Marinera, resbalosa y fuga 
(recordemos que las cantos de jarana devenidos en marineras limeñas  no tenían título, y  que sus coplas se sucedían una tras otra en  contrapunto repentista.  Este es un ejemplo de adecuación a las grabaciones discográficas comerciales.  Las tablaturas y acordes de esta marinera limeña tradicional se pueden  encontrar en este enlace)

Conjunto Tradición Limeña
Voz: Gustavo Urbina
subido por  R Robles




Marinera

Aguardiente y vino puro
ayayay dicen las antiguas leyes
Morenita agua que, toman los bueyes
ayayay que tienen el cuello duro
ayayay aguardiente y vino puro

Once las letras son del aguardiente
ya lo sabe el curioso, ayayay, impertinente
once las letras son ayayay, del aguardiente

Del aguardiente madre, si no tomara
la garganta de pena ayayay se me secara
rico, rico piquito ayayay dame tu pico

Resbalosa y fuga

De los aires nacionales de la América del Sur
no hay como la marinera que se baila en el Perú.
Tiempla un zambo la guitarra, otro el redoble de cajón
y a voz en cuello reclaman "¡agua pa' la caballada!"

¡Mándame quitar la vida, si es delito el adorarte!

Pobre soy porque no tengo,
la dicha del poderoso,
como amante soy dichoso,
y en mi dicha te mantengo

Malhaya quién dijo amor,
cómo no dijo veneno.
Tiéndeme la cama, arregla el colchón,
luego tú me pasas mi rico pan de Guatemala (*)



(*)  Había antes un padre en una parroquia de Lima, que era de Guatemala.  Preparaba sus panes para la feligresía, que eran un tanto dulces, y que se hicieron muy populares.  De allí viene la denominación  Pan de Guatemala.


Jaranas de 5/3
Disco: Vamos donde Porfirio [2011]
Interpretación: Conjunto Tradicion Limeña (Gustavo Urbina, Pepe Villalobos y Gabriel Hernández)
subido por Amaruyacu


Intro o llamada

De los aires nacionales 
de la América del sur,
¡no hay como la marinera
que se baila en el Perú!
Tiempla un zambo la guitarra
otro el redoble del cajón
y a voz en cuello reclaman
"¡agua, agua pa' la caballada!"


Marineras / Cantos de jarana

(1)
El tiempo, que he trabajado,
ayayayay, la chacra me tiene loco
ayayayay, la chacra me tiene loco
Morena, y el sueldo
que gano es poco
ayayayay, del traba,
del trabajo redoblado
ayayayay, el tiempo, 
el tiempo que he trabajado
Soy regador y quiero,
regar mi hacienda,
yo riego lo que es mío,
ayayay, no hacienda ajena
Soy regador y quiero
ayayay, regar mi hacienda
regar mi hacienda, madre,
dale que dale,
cuanto más movimiento,
ayayay, más rico sale
Torito ¡zás! que le daba,
¡ayayay, te diera el alma!

(2)
Malhaya, quién dijo amor
¡como no dijo veneno!
zamba que le daba ¡ay si!
¡como no dijo veneno!
zamba que le daba ¡ay si!
Que por causa de tu amor,
sin culpa estoy padeciendo
zamba que le daba ¡ay si!
Malhaya !quien dijo amor!
zamba que le daba ¡ay si!
Para que me amartelas ¡marteladora!
te amartelara el alma la vida toda
zamba que le daba ¡ay si!
para que me amartelas, marteladora
zamba que le daba ¡ay si!
Marteladora madre, tener quisiera
un retrato que al tuyo se pareciera
zamba que le daba ¡ay si!
Apuesto que si me muero
me voy al cielo
zamba que le daba ¡ay si!

(3)
Celoso, buscando casa
con un sol que reverbera
con los zapatitos rotos
y los deditos afuera
¡Celoso, buscando casa!
Anda vete, anda vete,
¡yo no te llamo!
donde pasó el invierno,
pasó el verano, 
Anda vete, anda vete,
¡yo no te llamo!
Yo no te llamo, madre
se acabó el baile,
por la puerta señores, 
se va a la calle
Cantando, cantando, cantando,
¡vivo penando!


Resbalosa y Fuga

Abandono a mi padre y a mi madre
y mis amigos jamas me verán
y cuando yo me encuentre perdido
¡ay! prisionero en Chile yo estaré

Oh, sirena encantadora,
¡ya mi amor no será necio!
¡Ay sí!, ñaña,
tu mamá te va a pegar!
¡Ay! ¡Sí, ñaña,
pa’ que digas la verdad!
¡Ay! ¡Sí, ñaña,
pa’ que digas la verdad!

¡Malhaya quién dijo amor!
¡como no dijo veneno!
Estoy por irme o quedarme
por quedarme, quiero irme
Si me voy, con quién lo dejo
¡qué hago para despedirme!
Estoy por irme o quedarme
por quedarme, quiero irme
Si me voy, con quién lo dejo
¡qué hago para despedirme!

En la Peña de Barranco
Don Porfirio lo (...) ja, ja
¡Toma cumbiamba a la una!
¡toma cumbiamba a las dos!
¡toma cumbiamba a las tres
y a las cuatro e'la mañana!

Don Porfirio lo (...) ja, ja
¡Toma cumbiamba a la una!
¡toma cumbiamba a las dos!
¡toma cumbiamba a las tres
y a las cuatro e'la maña!

¡Que lloré, lloraba zamba!




Aguardiente a mi caballo
Jarana y Resbalosa  del Centro Musical Unión
Rafael Matallana y Pedro Ramírez 
subido por  amaruyacu



Jarana/Marinera

Échale,
chicha a mi yegua, siii
caramba, 
y aguardiente, 
a mi caballooo
Ehh, la lluvia, 
está cayendo, siii
caramba, yo no viajo,
en ese fangooo
Caramba, échale,
chicha a mi yeguaaa

La lechuga
en el huerto
tiene dos penas, siii
el aire la sacude
y el sol la quemaaa
La lechuga
en el huerto
tiene dos pena-aas

Tiene dos penas, madre
si no llorara, siii
el corazón de pena
se me secaraaa

Ahí abajo quedara,
descanse en paz, 
¡oh, Rey!



Resbalosa

Un suspiro puede ser
el más grato mensajero
el juramento primero
que hizo el hombre a la mujer

Vengo a pedirte perdón

no puedo vivir contigo
pues mi mayor enemigo
es mi propio corazón

Nadie adivina, lo que me pasa
junto a la casa de la infeliz,
cantan alegres los ruiseñores
y el arroyuelo murmurador
cantan alegres los ruiseñores
y el arroyuelo murmurador, ja, ja


Fuga

Basta ya, quién dijo amor,
porqué no dijo veneno, rai
Para qué me dijiste que si, que si,
para qué me dijiste que no, que no
Para qué me dijiste que si...
¡toma gallina!, quien te llamó/mató
Para qué me dijiste que si, que si,
para qué me dijiste que no, que no
Para qué me dijiste que si...
¡Las de a mil para mañana!





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Enlaces


La 'nostalgia criolla' de José Durand  (en reseña del libro Ritmos negros del Perú, de H. C. Feldman)
El inca Garcilaso de la Vega - José Durand F.
El inca Garcilaso de América - José Durand F.
José Durand, bibliófilo (su colección de libros y papeles en la Universidad de Notre Dame) -  Teodoro Hampe M.
José Durand Flores - perfil de la Universidad de Notre Dame
José Durand (1925-1990) - Luis Monguio
El dinosaurio de Monterroso era el peruano José Durand Flórez
Su majestad la marinera [limeña] - Pepe Bárcenas







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